El Tempel-1 se podría haber formado en la región de los planetas gigantes

El Tempel-1 podría haber nacido en la región del Sistema Solar ocupada actualmente por Urano y Neptuno, según una de las posibilidades del análisis de los restos que el cometa lanzó al espacio tras la misión Deep Impact. Temple I Si esto fuera correcto, plantearía un escenario muy violento para nuestro sistema solar primigenio, donde Urano y Neptuno habrían intercambiado posiciones y lanzado cometas al espacio profundo.

«Nuestras observación es una investigación definitiva que ha revelado la composición del Tempel-1,» dice el Dr. Michael Mumma del Goddard Space Flight Center de la NASA en Greenbelt. Mumma y su equipo usaron el poderoso telescopio Keck de la cumbre del Mauna Kea, en Hawaii, para analiza con gran detalle la luz emitida por las eyecciones de gas del Tempel-1 tras el impacto. Dado que cada tipo de átomo o molécula emite luz de un color determinado (dado por su frecuencia), el equipo fue capaz de determinar la composición química del cometa separando esta luz emitida en sus diferentes frecuencuas usando un espectrómetro. Mumma es es autor principal de un artículo aparecido en Science Express.


Los cometas son bolas apelmazadas de hielo y polvo que atraviesan el sistema solar en órbitas muy elípticas. Estas «bolas sucias de nieve» son el núcleo de los cometas. Estos núcleos se piensa que son resquicios del pasado, restos condensados de la nube de gas y polvo que formó el Sistrema Solar. A medida que un cometa se acerca al Sol, el calor que este irradia libera gas y polvo de sus núcleos, formando la famosa coma, que es una extensa nube brillante alrededor del núcleo, y una o más colas.

El continuado calentamiento solar puede eliminar materiales con bajas temperatiras de congelación de la superficie, proporcionando al cometa una corteza diferente químicamente de la composición del interior. Esto hace difícil descuibrir la verdadera composición del mismo con tan sólo mirar la nube de gas que emana de su superficie. La misión Deep Impact de la NASA chocó contra el cometa Tempel-1 el 4 de julio de este año, permitiendo a los científicos estudiar el material eyectado de su interior.

Observando el Tempel-1 antes, durante y después del impacto, el equipo fue capaz de separar el gas superficial de los restos del impacto, y descubrieron que el interior tiene una composición química diferente. «La cantidad de etano de la nube que rodea al cometa era significativamente mayor después del impacto,» dice Mumma.

Según el equipo, hay dos posibles explicaciones para esto. La primera es que la corteza superficial sea diferente de la zona interior debido al calentamiento solar, mientras que el interior, sin embargo, es homogéneo. La otra posibilidad es que el interior sea una mezcla de regiones con diferentes composiciones debido a que el núcleo esté compuesto de pequeños «mini-cometas» (cometesimales), mientras que el gas observado antes del impacto podría haber salido de una región diferente del cometa con una composición química distinta.

Si el primer escenario es el correcto, el cometa se habría formado en la región que ahora se encuentra entre la órbita de Neptuno y la de Urano, basándose en su composición química interior. Los diferentes compuestos químicos que aparecen congelados en un cometa dependen de su sitio de formación. Cuanto más alejado del Sol se halla creado, tendrá mayor cantidad de hielos de baja temperatura de congelación, como hielos de etano, que si se hubiera formado más cerca del Sol. Midiendo la proporción de cada compuesto, los astrónomos pueden estimar dónde se ha formado cada cometa.

La formación en esta zona apoya la teoría de que los planetas gaseosos gigantes Urano y Neptuno se formaron más cerca del Sol de lo que lo están actualmente. Esta teoría, propuesta por el Dr. Alessandro Morbidelli del observatorio de la Côte d’Azur, en Niza (Francia) y su equipo, afirma que la interacción gravitatoria entre los gaseosos gigantes y los numerosos planetas pequeños resultantes de la formación del Sitema Solar (los planetesimales) provocó que los planetas gigantes cayeran en una configuración orbital inestable. Neptuno y Urano fueron barridos hacia afuera y podrían haber intercambiado sus órbitas. A medida que migraban hacia el exterior del Sistema Solar, su gravedad alteró profundamente un largo disco cometario que se habría formado en la región que actualmente ocupan. Algunos de estos objetos fueron lanzados al espacio profundo, a una región denominada la Nube de Oort que rodea nuestro Sistema Solar a unas 10000 veces la distancia de la Tierra al Sol. Otros se quedaron el el llamado Cinturón de Kuiper, una región más allá de Neptuno que se extiende hasta varios cientos de veces la distancia entre la Tierra y el Sol.

Si algunos cometas del Cinturón de Kuiper tuvieran una composición química similar a la de los de la Nube de Oort, esto reforzaría esta visión de los primeros momentos de nuestor Sistema Solar ya que mostraría que ciertos cometas tienen un origen común a pesar de sus diferentes ubicaciones actuales. El Tempel-1 comparte ciertas características orbitales con los cometas «eclípticos», un grupo de ellos que parecen provenir del Cinturón de Kuiper. «La cantidad de etano del Tempel-1, sin embargo, es similar a la cantidad existente en la mayoría de los cometas que provienen de la región de la Nube de Oort,» dice Mumma. Este parecido químico podría apoyar la idea de que algunos objetos del Cinturón de Kuiper comparten origen con otros de la Nube de Oort.

Fuente: Nasa
Traducción: Fuentes Espaciales