El olfato humano, mas parecido al del perro de lo que se creia

Aunque los humanos puede que nunca igualemos las habilidades olfativas de los perros, al parecer tenemos la capacidad de rastrear olores de un modo parecido a como lo hacen éstos, y localizarlos, según un nuevo estudio.

Morro perro(NC&T) En dicho trabajo, realizado por científicos de la Universidad de California en Berkeley, voluntarios reclutados de entre los estudiantes a quienes se les aplicaron olores a una fosa nasal o a otra, podían discernir con fiabilidad de dónde venía el olor. Imágenes de resonancia magnética funcional de sus cerebros mostraron que el cerebro es capaz de prestarle atención a la diferencia entre lo que las fosas nasales izquierda y derecha perciben, de modo muy parecido al proceso que usa para localizar sonidos contrastando las señales provenientes de los oídos.

Ha existido una gran controversia acerca de si el Ser Humano, manteniendo su cabeza inmóvil, es capaz de percibir dónde está la fuente espacial de un olor. Ahora, a la luz de los resultados de este experimento, parece que sí tenemos esta capacidad innata y que, con entrenamiento, podríamos además volvernos muy hábiles en su uso.


Hace cuarenta años, Georg von Békésy, galardonado con el Premio Nobel, planteó que los humanos tenemos la habilidad de localizar olores, basándose en experimentos hechos en 1964. Sugirió que ésta opera del mismo modo en que localizamos sonidos: por contraste de la intensidad del olor o el momento de llegada.

Desde entonces, sin embargo, los científicos han tenido dificultad para reproducir sus experimentos. Una explicación para este fracaso era que von Békésy usó agentes químicos que estimulan no sólo el nervio olfativo en la nariz, sino también un nervio sensorial nasal, el nervio trigémino. La mayoría de los olores estimulan ambos, y algunos, como las cebollas y el amoníaco, son tan irritantes como para hacer llorar. Quizás, sugirieron algunos, los sujetos de von Békésy estaban localizando olores basados en estimulación del trigémino, no en estímulos del nervio olfativo.

Para eliminar esta confusión, los autores del nuevo estudio usaron dos olores con estímulo mínimo del trigémino: esencia de rosa (alcohol fenil etílico) y clavo de olor (eugenol); así como dos estimulantes del trigémino: ácido propiónico, que huele a vinagre, y acetato de amilo, que huele a banana. Suministraron los olores a través de una mascarilla especialmente diseñada con un tabique artificial que permitía proveer separadamente el flujo de aire a cada fosa nasal.

Además, llevaron a cabo experimentos similares, que apoyan los resultados descritos, con cinco voluntarios que no tenían nervios olfatorios y por consiguiente no podían oler en absoluto, una alteración conocida como anosmia.

Una diferencia importante entre el nuevo experimento y otros previos efectuados para reproducir los resultados de von Békésy, es que en éste se pidió a los sujetos que olfateasen activamente, algo que no fue permitido en muchos de los experimentos previos.

Los investigadores creen que por esa razón la mayoría de participantes en esos otros experimentos no lograron reproducir los resultados obtenidos por von Békésy. Según ellos, eso es limitar la capacidad natural del olfato.

Fuente: Noticias21

  • By laura, diciembre 3, 2007 @ 8:53 pm

    necesito algo mas explicativo
    con esto no puerdo hacer nada

  • By walter, septiembre 30, 2008 @ 12:25 am

    necesito si pudiese ser un poco mas preciso y cintetico en su informe si es pocible

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