Un mono avanzado, pero cabezón

Un grupo de paleontólogos descubrió en la Patagonia argentina un resto fósil de un primate con un cerebro extremadamente desarrollado.

Fosil craneo monoEl hallazgo es la evidencia más antigua jamás encontrada de un incremento en el tamaño cerebro, que habría ocurrido hace más de 16 millones de años. Es decir, casi doce millones de años antes de la evolución cerebral de los primates que constituyen los ancestros del hombre.

«El volumen cerebral del fósil encontrado lo relaciona con algunos monos sudamericanos actuales, que tienen cerebro muy grande en proporción al cuerpo», dijo el paleontólogo Marcelo Tejedor, quien dirigió al equipo responsable del descubrimiento.

Y agregó: «Esto sólo es comparable con el desarrollo cerebral de los homínidos africanos, ancestros nuestros».


Los resultados de este trabajo serán difundidos por la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, en la edición de abril de su publicación Proceedings of the National Academy of Sciences.

Bien de familia

Los primeros restos de este mono cabezón fueron hallados de manera curiosa: estaban atrapados dentro de una roca de ceniza volcánica del tamaño de un puño, que se conservaba en una vitrina de una estancia de Santa Cruz, en el extremo sur de la Patagonia argentina.

Los dueños del campo cedieron la piedra, de la que apenas asomaban unos dientes, a la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNP), a la que pertenece Tejedor.

Los científicos hicieron una tomografía computada y descubrieron que la roca escondía un rostro completo, bien conservado, con la parte frontal de la bóveda craneana y dientes sin desgaste.

«Es una combinación bien difícil de encontrar. Sobre todo, este cráneo sin las deformaciones post mortem que se producen comúnmente en el proceso de fosilización», destacó Tejedor.

«En más de cien años de paleontología en la Argentina, no había aparecido un resto de primate de esta calidad. Incluso en América del Sur hay pocos registros de cráneos parciales de primates, y ninguno tiene este estado».

Tras el hallazgo de un segundo resto fósil del mismo tipo, los científicos supieron que estaban en presencia de un nuevo género. Lo bautizaron Killikaike blakei: el primero, en alusión al nombre de la estancia, y la especie, en honor a los señores Blake, propietarios del campo.

Conducta avanzada

La gran sorpresa de los científicos fue el tamaño del cerebro que, a partir de los restos fósiles, suponen que tenía el Killikaike cuando corría por los bosques de la provincia de Santa Cruz, hace 16,4 millones de años.

«El tamaño lo podemos calcular porque la parte frontal del cráneo se conservó intacta y, allí adentro, estaba el molde de los lóbulos frontales del cerebro», explicó Tejedor.

El tamaño de los lóbulos frontales guarda correlación con el volumen total del cerebro y, por lo tanto, permite a los paleontólogos deducir la capacidad cerebral total del fósil.

Según Tejedor, en su estudio se especula sobre la conducta de este espécimen asociándolo a aquellos primates sudamericanos vivientes que también tienen un cerebro proporcionalmente grande, como el mono capuchino y el mono ardilla.

«Estos animales tienen un comportamiento social complejo. Incluso, los capuchinos manipulan herramientas y tienen habilidades cognitivas muy diferentes a las del resto de los primates sudamericanos», detalla el paleontólogo.

En el equipo dirigido por Tejedor también trabajaron los científicos Adán Tauber, Alfred Rosenberger y Carl Swisher, y María Palacios como representante del Museo Padre Molina de Río Gallegos, donde se conservan estos restos fósiles.

Fuente: BBC Ciencia

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